martes, 12 de julio de 2011

1839 Telón de boca

La presencia del telón de boca, en los escenarios italianos y europeos se reproducen rápidamente a partir, de la instalación del primero en 1618 en el teatro Farnese. Pero tenia en esos tiempos otra significación en la convención teatral, su cometido principal era marcar el comienzo y el final de la representación, ya que la luz de la sala todavía no lograba apagarse, por aquellos años. (Tener en cuenta, que a diferencia de lo que se cree, cuando se dice “cae el telón” como una expresión que marca el final de la representación, en aquellos años significaba lo opuesto) porque el telón en aquel tiempo bajaba en una raja especial que había en el piso del escenario donde se perdía, y a su vez al final de la representación, desde ese mismo lugar era elevado al finalizar la representación. El telón a menudo era pintado, con alegorías como el techo y el arco de proscenio que lo enmarcaba, para así completar el cilindro de la sala y cerrando la zona de la escena, que eran las áreas del edificio mas decoradas y mas desarrolladas arquitectónicamente, para recibir a los espectadores.
Posteriormente el telón de boca comienza a a abrirse de diferentes modos, pero siempre, al servicio de dividir los espacios de representación y sala.
Es entonces cuando en Italia, se introduce el “Comodino”, un telón interno mas simple y al servicio de la representación. A finales del el siglo XVIII el telón de boca ya no es un telón pintado, y comienza a ser un telón rojo con bordados dorados, como lo es en muchísimos casos hasta la actualidad. Porque en ese entonces la sala se ha vuelto también roja y dorada.
Todavía en ese entonces el telón de boca servia junto con la araña central, para llamar la atención sobre la escena, ya en ese tiempo en el norte de Europa se usaba al final de cada acto, pero en los teatros italianos y franceses todavía se usaba solo al principio y al final de la representación.
Será recién en 1839 la primera vez que se usa en “Guillermo Tell de Rossini” en París para dividir actos, que prevalecerá la costumbre romántica de bajar y subir el telón antes y después de cada acto.